En el complejo tejido de desarrollo sostenible, la búsqueda constante de estrategias para impulsar el crecimiento económico se ha convertido en un imperativo global. En este contexto, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8 (ODS 8) emerge como una brújula fundamental, delineando la senda hacia un crecimiento económico que sea inclusivo, sostenible y fundamentado en el empleo digno.
Este artículo se sumerge en la esencia de la interconexión entre el crecimiento económico y el empleo digno, explorando cómo la confluencia de ambos elementos puede catalizar el avance hacia un desarrollo sostenible. Desde la perspectiva del ODS 8, que aboga por el empleo pleno y productivo, así como el trabajo decente para todos, examinaremos las estrategias y prácticas que pueden allanar el camino hacia un crecimiento económico que no solo se traduzca en cifras macroeconómicas positivas, sino que también impacte positivamente en la calidad de vida de la población.
¿Qué es el empleo digno?
El empleo digno, también conocido como trabajo decente, va más allá de la simple noción de ocupar un puesto laboral. Se trata de una concepción más amplia que encapsula las aspiraciones fundamentales de las personas durante su vida laboral. Basándonos en la definición proporcionada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trabajo decente puede ser desglosado en varios elementos esenciales:
Acceso a un empleo productivo y justamente remunerado
Implica la posibilidad de asegurar un empleo que no solo sea productivo y contribuya al desarrollo personal del individuo, sino que también proporcione una remuneración justa y equitativa por el trabajo realizado. Esto abarca la idea de que el trabajo no solo debe ser una actividad para sobrevivir, sino que también debería permitir una calidad de vida satisfactoria.
Seguridad en el lugar de trabajo
Garantiza condiciones laborales seguras y saludables. Esto incluye la prevención de accidentes y enfermedades relacionadas con el trabajo, así como el acceso a información y formación que permita a los trabajadores desempeñar sus funciones de manera segura.
Protección social para todos
Se refiere a la presencia de sistemas de protección social que cubran contingencias como la enfermedad, la discapacidad, el desempleo, la vejez y otros riesgos sociales. Un empleo digno debería ir acompañado de mecanismos que brinden seguridad económica a lo largo de la vida del trabajador.
Desarrollo profesional e integración social
Significa que el trabajo no solo debe proporcionar ingresos, sino también oportunidades para el desarrollo personal y la integración social. Esto implica el acceso a la educación continua, el desarrollo de habilidades y la participación activa en la sociedad.
Libertad para expresar opiniones y participar en decisiones
El trabajo decente implica la garantía de la libertad de expresión en el ámbito laboral y la capacidad de los individuos para organizarse y participar en la toma de decisiones que afectan sus vidas laborales. Esto se relaciona con la idea de empoderar a los trabajadores y reconocer sus derechos fundamentales.
Igualdad de oportunidades y trato
Garantiza que todas las personas, independientemente de su género, raza, religión u otros factores, tengan igualdad de oportunidades y trato en el ámbito laboral. Esto implica erradicar la discriminación y promover un entorno laboral inclusivo y diverso.
El empleo digno es un concepto que abarca aspectos no solo económicos, sino también sociales, garantizando que el trabajo no solo sea una fuente de ingresos, sino también un medio para el desarrollo personal, la seguridad y la participación activa en la sociedad. Este enfoque integral es central para la visión de desarrollo sostenible y se alinea estrechamente con el ODS 8 de la ONU.
¿Qué metas establece el ODS 8 en lo relativo al crecimiento económico con empleo digno?
8.1 Crecimiento económico per cápita
Mantener el crecimiento económico per cápita, especialmente en países menos adelantados, con un objetivo de al menos el 7% anual en el PIB.
8.2 Productividad económica
Lograr niveles más altos de productividad mediante la diversificación, modernización tecnológica e innovación, enfocándose en sectores con valor añadido y uso intensivo de la mano de obra.
8.3 Políticas orientadas al desarrollo
Promover políticas de desarrollo que respalden actividades productivas, la creación de empleo decente, el emprendimiento, la innovación y la formalización de micro, pequeñas y medianas empresas.
8.5 Empleo pleno y trabajo decente
Lograr empleo pleno y productivo, así como trabajo decente para todas las personas, incluyendo mujeres, hombres, jóvenes y personas con discapacidad, junto con igualdad salarial por trabajo de igual valor.
8.6 Reducción de jóvenes desempleados y sin estudios
Reducir significativamente la proporción de jóvenes que no están empleados ni cursan estudios ni reciben capacitación para el año 2020.
8.7 Erradicar el trabajo forzoso y el Trabajo Infantil
Adoptar medidas efectivas para erradicar el trabajo forzoso, formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas, así como prohibir y eliminar las peores formas de trabajo infantil.
8.8 Protección de derechos laborales y ambiente de trabajo seguro
Proteger los derechos laborales y promover un entorno de trabajo seguro para todos los trabajadores, incluidos trabajadores migrantes y personas con empleos precarios.
8.10 Acceso a Servicios Financieros
Fortalecer la capacidad de instituciones financieras nacionales para ampliar el acceso a servicios bancarios, financieros y de seguros para todos.
Crecimiento económico sostenible: ¿qué significa en realidad?
El concepto de crecimiento económico sostenible representa una meta fundamental en la búsqueda de un desarrollo que no solo beneficie a la generación presente, sino que también asegure la prosperidad de las generaciones futuras. Este enfoque va más allá de la simple expansión de las cifras del Producto Interno Bruto (PIB) y se adentra en la necesidad de un progreso que sea equitativo, respetuoso con el medio ambiente y socialmente inclusivo.
En su esencia, el crecimiento económico sostenible implica la capacidad de la economía para expandirse de manera continua, sin agotar los recursos naturales, degradar el medio ambiente o generar desigualdades sociales. No se trata simplemente de un aumento cuantitativo en la producción y el consumo, sino de un avance que considere las interconexiones entre la economía, la sociedad y el entorno.
Este enfoque recalca la importancia de la eficiencia en el uso de los recursos, promoviendo la adopción de tecnologías limpias, la gestión sostenible de los ecosistemas y la reducción de la huella ecológica. Al mismo tiempo, busca garantizar que los beneficios de dicho crecimiento se distribuyan de manera equitativa, evitando la concentración desigual de la riqueza y asegurando oportunidades para todos los estratos sociales.
En el contexto del crecimiento económico sostenible, la calidad de vida y el bienestar de las comunidades se vuelven indicadores cruciales. Este enfoque reconoce que el progreso no puede medirse únicamente por el aumento de la producción, sino por la mejora en la salud, la educación, la equidad de género y la participación ciudadana.
Por este motivo, es necesario replantear los modelos tradicionales de desarrollo, adoptando prácticas empresariales responsables y políticas gubernamentales que fomenten la sostenibilidad. La transición hacia fuentes de energía renovable, la promoción de prácticas comerciales éticas y la inversión en sectores que generen empleo digno y sostenible son elementos clave para materializar el crecimiento económico sostenible.