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Hay una estrella a 150 millones de kilómetros que lo cambia todo. El Sol, que lleva más de 4.500 millones de años ardiendo, es responsable de la vida en la Tierra, del clima que nos rodea y, cada vez más, de la energía que mueve nuestras ciudades, hogares y comunidades. En un contexto de crisis climática, dependencia de combustibles fósiles y necesidad urgente de transición energética, la energía solar se convierte en aliada estratégica. Y no es futuro: es presente.

Hoy sabemos cómo convertir su luz en electricidad, su calor en confort y su presencia en oportunidad. La energía solar es limpia, renovable, abundante y cada vez más accesible. Pero su verdadero potencial va mucho más allá de los paneles en los tejados: es clave para transformar el modelo energético y construir una sociedad más resiliente, justa y sostenible.

¿Qué es la energía solar?

La energía solar es aquella que se origina en el núcleo del Sol, donde se produce una constante fusión nuclear de átomos de hidrógeno y helio. Esta reacción libera una enorme cantidad de energía que llega a la Tierra en forma de radiación electromagnética: luz visible, rayos ultravioleta e infrarrojos. Esa energía viaja durante más de ocho minutos hasta alcanzar nuestro planeta… y cada metro cuadrado de superficie terrestre recibe, en promedio, unos 1.000 vatios por hora.

Es decir: cada día, el Sol envía a la Tierra energía suficiente para abastecer todo nuestro consumo anual varias veces. Aprovecharla con inteligencia no es solo una cuestión técnica, sino de justicia climática, de eficiencia económica y de sentido común.

Tipos de energía solar

Existen distintas formas de captar y transformar la energía solar según el tipo de aplicación y la tecnología empleada:

Energía solar fotovoltaica

Es la más conocida y extendida. Consiste en convertir la radiación solar directamente en electricidad mediante el efecto fotovoltaico, un fenómeno descubierto en 1839. Los paneles fotovoltaicos, compuestos por celdas de silicio, generan corriente eléctrica al recibir la luz del sol. Esta tecnología se aplica tanto a gran escala (huertos solares, centrales conectadas a red) como a pequeña escala (autoconsumo en viviendas, edificios públicos, empresas o instalaciones aisladas).

Energía solar térmica

En lugar de producir electricidad, esta modalidad transforma la energía solar en calor. Se utiliza para calentar agua o ambientes mediante captadores solares. Es habitual en sistemas de agua caliente sanitaria, calefacción por suelo radiante y procesos industriales que requieren calor de baja o media temperatura. Las instalaciones suelen incluir depósitos de acumulación y circuitos cerrados con fluidos térmicos.

Energía solar termoeléctrica

También conocida como termosolar de concentración, utiliza espejos o lentes para concentrar los rayos del sol en un receptor, donde se calienta un fluido hasta generar vapor. Este vapor mueve una turbina y produce electricidad. Su ventaja: permite almacenar el calor para generar energía incluso cuando no hay sol.

Energía solar pasiva

Aprovecha la radiación solar sin transformaciones mecánicas ni eléctricas. Se basa en el diseño arquitectónico eficiente: orientación, materiales, aislamiento, ventilación cruzada o inercia térmica. Es fundamental en la bioconstrucción y la arquitectura sostenible.

¿Cómo funciona un sistema solar fotovoltaico?

Aunque existen variantes, un sistema fotovoltaico básico consta de:

  • Paneles solares: captan la luz solar y generan electricidad en corriente continua.
  • Inversor: transforma la corriente continua en corriente alterna, apta para uso doméstico o industrial.
  • Contador bidireccional: mide la energía consumida y la vertida a la red (en caso de autoconsumo con excedentes).
  • Baterías (opcional): almacenan la energía para usarla cuando no hay sol.

La modularidad de estos sistemas permite escalarlos según las necesidades y el presupuesto. De ahí su éxito en hogares, polígonos industriales, edificios públicos, explotaciones agrícolas y comunidades energéticas.

¿Cuánto cuesta la energía solar?

Hace una década, hablar de energía solar implicaba hablar de una inversión elevada. Pero hoy, la realidad ha cambiado radicalmente. Gracias a los avances tecnológicos, la economía de escala y las políticas de fomento, la energía solar es ya una de las formas más baratas de producir electricidad.

Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), el coste de los proyectos fotovoltaicos ha bajado un 90 % en la última década. En España, el precio medio del megavatio-hora generado por plantas solares ha pasado de 297 €/MWh a menos de 30 €/MWh. El autoconsumo es cada vez más rentable, y muchos municipios ya están impulsando ayudas para la instalación de placas solares en viviendas y negocios locales.

Además, los sistemas actuales permiten monitorizar la producción en tiempo real, optimizar el rendimiento y garantizar el origen 100 % renovable de la energía.

Beneficios de la energía solar para avanzar en sostenibilidad

Energía limpia y sin emisiones

La energía solar no produce gases de efecto invernadero ni emisiones contaminantes durante su uso. Su huella de carbono es mínima en comparación con cualquier fuente fósil.

Fuente renovable e inagotable

El Sol nos acompañará durante al menos otros 5.000 millones de años. No depende de mercados internacionales, ni de conflictos geopolíticos. Es segura, autónoma y universal.

Reducción de la factura energética

Tanto para hogares como para administraciones públicas y pymes, la energía solar representa un ahorro importante en costes eléctricos. Además, protege frente a la volatilidad de los precios del mercado energético.

Generación de empleo local

El despliegue de la energía solar impulsa sectores como la instalación, el mantenimiento, la ingeniería o la fabricación de componentes. Y muchos de estos empleos se generan en el territorio.

Democracia energética

Gracias al autoconsumo, las comunidades energéticas y las cooperativas solares, los ciudadanos y los municipios pueden recuperar el control sobre su energía. Y eso fortalece la resiliencia y la equidad.

¿Y qué pueden hacer los municipios?

Desde mODS, sabemos que los ayuntamientos tienen un papel estratégico en la transición energética. Estas son algunas acciones concretas que pueden impulsar la expansión de la energía solar a nivel local:

Fomentar el autoconsumo residencial

A través de bonificaciones fiscales, ayudas a la instalación de paneles, asesoramiento técnico o acuerdos con distribuidores. El objetivo: facilitar que cualquier hogar pueda producir su propia energía.

Solarizar los edificios públicos

Escuelas, centros deportivos, bibliotecas o ayuntamientos pueden convertirse en referentes de sostenibilidad y ejemplo para la ciudadanía. Además, permiten reducir el gasto energético del municipio.

Impulsar comunidades energéticas locales

Grupos de vecinos, cooperativas o asociaciones que comparten energía solar generada en cubiertas comunes o suelos municipales. Estas iniciativas promueven la justicia energética y la cohesión social.

Informar y formar

La transición energética necesita conocimiento. Los municipios pueden organizar talleres, campañas y jornadas para explicar los beneficios de la energía solar y cómo acceder a ella.

Incorporar la energía solar en el urbanismo

Incluir criterios de captación solar en las normativas de construcción, fomentar la bioclimática y aprovechar cubiertas infrautilizadas como soporte para instalaciones solares.

Energía solar para transformar

La energía solar no es solo una tecnología. Es una palanca de transformación. Nos permite avanzar hacia un modelo energético más limpio, más democrático y más conectado con los límites del planeta. Nos permite repensar nuestras ciudades, empoderar a la ciudadanía y generar nuevas economías locales.

¿Quieres que tu municipio avance en sostenibilidad con proyectos de energía solar? En mODS te acompañamos en el diagnóstico, la planificación y la puesta en marcha de soluciones reales.